Dialéctica del neoliberalismo


 | Por: Diego Motto* / IFIS |

Parto de la premisa de que el neoliberalismo ha sido finamente descripto en su dimensión de avanzada de los privilegiados del mundo, es decir en su aspecto más económico y de reagrupamiento y conformación de una clase en sí para lograr hegemonía. También, han sido estudiadas en profundidad y con excelente rigor analítico muchas de sus tácticas específicas, sea en materia económica, de nuevos dispositivos subjetivantes, de las relaciones sociales de producción que genera, de la relación entre los seres humanos y las fuerzas productivas (interfaz hombre- máquina), pero lo que sigue faltando en términos teóricos o conceptuales, es una caracterización del neoliberalismo en tanto proyecto civilizatorio integral. Es decir, el neoliberalismo ha logrado transformar el mundo durante los últimos cincuenta años, pero no hemos logrado una caracterización plena de sus objetivos, ni de su funcionamiento en tanto sistema de transformación. Hace hurra el neoliberalismo, es un atributo del poder lograr esta opacidad, el poder es la impunidad de hacer sin que se sepa. 

 

Como hipótesis central de trabajo, propongo que el neoliberalismo es un proyecto que intenta cambiar la ecuación entre “capitalismo y revolución francesa”, o entre “revolución industrial e ilustración”, cuya conjunción o constructo dinámico funcionó como marco civilizatorio mundial desde fines del siglo XVIII a fines del siglo XX. En este sentido, propongo que el neoliberalismo es un proyecto civilizatorio “integral”, es decir que se propone modificar las coordenadas generales que rigen la vida en el planeta tierra para los seres humanos.

 

CONSTRUCTO PREVIO:

 

Un constructo es el resultado de una combinación de procesos. Algo dinámico pero estable a la vez. O bien las coordenadas estables, los paradigmas al interior de los que se despliegan procesos históricos dinámicos. Avanzaré en un desarrollo muy sintético de dichas coordenadas estables, para luego plantear lo que el neoliberalismo como proyecto transformador se propuso reformar, con qué objetivos y a partir de cuáles mecánicas.

 

I.

 

La/s revolución/es burguesa/s fueron procesos históricos que fundamentalmente se dieron entre mediados del Siglo XVIII y mediados del Siglo XIX. Por factores sobre los que no vamos a profundizar en este estudio, este proceso tuvo que combinar el ascenso del capitalismo como sistema económico dominante, con la instauración de sistemas de división del territorio en estados nación republicanos, y dispositivos varios de racionalización del mundo y nuevas formas de gestión de la autoridad y la gobernanza sobre la vida del pueblo. Esta conjunción fue histórica, es decir ni natural ni necesaria. Fue fruto de las necesidades de los grupos sociales, como también de sus luchas, sus descubrimientos, sus esperanzas, y las opciones históricamente posibles.

 

No está de más repetir que capitalismo y democracia no son dos términos necesariamente complementarios. Tampoco capitalismo y racionalización del mundo. Sin embargo, el mundo funcionó a partir de estos términos, en relación a estos paradigmas, por varios siglos muy dinámicos, que no por eso cambiaron esta estructura.

 

I.A.

 

El capitalismo en tanto sistema busca lograr que una cantidad de dinero X (“el capital”) logre realizar en el menor plazo posible, y con el menor riesgo posible (o con la mayor seguridad jurídica posible), un ciclo (que puede tener distintas formas, naturalezas, etc) por medio del cual ese capital se transforme en otra cosa, y luego otra vez en dinero, con el aditamento del plusvalor. Es decir, con una suma extra a la original, que es “la ganancia”.

 

Marx ha estudiado exhaustivamente este proceso, y lo que implicó su desarrollo como manera dominante de producción en la historia reciente. El proceso de mercantilización del mundo y de las relaciones entre las personas; la incorporación a la lógica del ciclo del plusvalor de porciones crecientes de la vida social e individual, y la necesidad de conformar territorios unívocos, u homogéneos en cuanto a su naturaleza jurídica, son fenómenos a destacar.

 

I.B.

 

Varios autores que han estudiado a fondo procesos de construcción de estados-nación en la modernidad, dan cuenta de que la razón por la cual el mundo moderno se dividió en estados-nación de manera predominante, y no en imperios ni en ciudades-estado, tiene que ver con que, dentro de las opciones históricamente disponibles, los estados-nación ofrecieron en dicho momento histórico las mejores condiciones posibles (en tanto cálculo de costos y beneficios) para que el ciclo del capital en busca del plusvalor se pudiera poner en práctica en el espacio-mundo. El flujo de capital/es, o “la axiomática del capital” se desplegó custodiada en términos materiales por las fuerzas de seguridad, y en términos jurídicos por las leyes de los estados-nación burgueses. Para los estados –nación dominantes, o imperialistas, lograr que en otras latitudes hubiera un territorio con capacidad de normar las actividades y resguardar los stoks, también se transformó en una condición positiva, y adoptaron, exportando al globo, ese modelo.

 

A su vez, al interior y transversalmente a la edificación de los estados burgueses, se hizo hegemónica la cosmovisión racionalista y de gobernanza sobre la vida y la naturaleza, a partir de la puesta en marcha de dispositivos que Foucault llamó disciplinarios, y de un paradigma cientificista que pretendió excelizar el mundo, reducirlo al 1 en términos de Adorno, y dotarlo de un sentido reductible a operaciones devenidas de la lógica clásica.

 

Por último, el modelo de funcionamiento de los estados – nación, más allá o más acá de cuántos estados-nación lo aplicaron con todas sus reglas y características, terminó siendo el de la república, basado también en los antecedentes greco-romanos. Con su división de poderes, su esfera pública y su esfuerzo por racionalizar el debate, normar los conflictos de intereses y educar a las masas.

 

Estos procesos se multiplicaron desde europa al conjunto del globo, sobre todo a posteriori de la revolución francesa de 1789 y muy fuertemente en el largo siglo XIX, adosándose a coordenadas civilizatorias pre existentes con mayor o menor nivel de densidad, mixtura, concesiones a lo previo, vocación colonial o de autodeterminación de las periferias en tanto tales.

 

I.C.

 

La convivencia de I.A y I.B ha sido tensa y dinámica durante toda la modernidad, y las crisis entre los componentes se han superado históricamente exteriorizando costos y crueldades desde los centros hacia las periferias, en una lógica de pactos y concesiones, pero manteniendo la naturaleza de constructo. El espacio fue la variable de oxigenación de los conflictos. Tanto es así que, entrado el siglo XX, fue el espacio vital el elemento que produjo la mayor crisis del constructo, de 1918 a 1945, con las dos guerras mundiales y el surgimiento de los fascismos.

 

Sería un craso error invalidar la potencia o la eficacia del constructo, dando cuenta de procesos que no cumplan con todos sus requisitos. Por definición los procesos históricos se caracterizan por escaparle a lo finito de las estructuras. Un molde no es una cuadrícula de Excel, es más bien parecido al bastidor de un cuadro, coloreado por la infinidad de combinaciones que se producen a partir de las energías humanas, su experiencia histórica y su potencia de creación.

 

Las revoluciones socialistas del Siglo XX no escapan por entero a este constructo, es decir en tanto paradigma del desarrollo de la humanidad también los procesos de las revoluciones socialistas comparten una porción importante de las coordenadas planteadas en I.A y I.B. En el Siglo XX el proceso que más puso en crisis el constructo ha sido el de los fascismos y el nazismo en particular, al proponer la combinación de I.A con un paradigma civilizatorio con enormes diferencias al I.B. En este sentido particular, ya veremos, hay una relación muy estrecha entre nazismo y neoliberalismo.

 

Neoliberalismo:

 

Si rastreamos al neoliberalismo en un ejercicio de historia de las ideas, encontramos su origen en paralelo a otros experimentos teóricos, como respuesta a la crisis de 1929; un momento de hecho muy crítico y convulsionado del constructo moderno.

 

En la primera mitad de los ´30, un grupo de economistas liberales europeos, plantearon en aquel momento que las razones de las recurrentes crisis del capitalismo tenían que ver con la “carga” que significaba para dicho sistema económico, tener que garantizar una forma de vida y una superestructura política, social y cultural demasiado frondosa y costosa. Esquematizando, su planteo era que un mundo con I.A pero sin I.B, o con un I.B esculpido de acuerdo a necesidades de I.A, funcionaría sin tropiezos, a puro éxito y a toda velocidad.

 

Este paradigma teórico no tuvo éxito en su momento, de hecho quedó sepultado por las ideas dominantemente planificadoras de inspiración keynesiana y/o marxistas- leninistas, que se volvieron hegemónicas como respuesta a las guerras mundiales, al horror del nazi-fascismo, y al temor que despertaban en las elites las revoluciones de horizonte socialistas.

 

Sin embargo, en la encrucijada de los 60/70´s, cuando el modelo implantado a partir de la crisis del ´30 empezó a empantanarse de manera considerable por una multiplicidad de fenómenos, las élites económicas y una parte de las elites políticas de EEUU y una parte de Europa, tomaron aquel conjunto de ideas-fuerza como leit motiv y manual de operaciones para desarrollar una avanzada en términos de palancas de fuerza, revancha de clase y desarrollo de una reforma civilizatoria que continúa ampliándose en desarrollo hasta nuestros días.

 

El proyecto neoliberal/ ¿Sueñan los ricos con un mundo que se prende a control remoto?

 

Más allá de las intenciones conscientes o inconscientes de quienes han comandado el desarrollo de este proyecto, resulta necesario caracterizarlo por lo que estos 50 años de trayectoria han dejado como saldo en la historia de la humanidad.

 

Analizándolo desde esa clave, considero que el neoliberalismo es un proyecto que vino a construir el objetivo original de sus teóricos de los años ´30. Es decir, un mundo en el que exista otro constructo diferente al de la modernidad. Los nombres de “posmodernismo”, “modernidad líquida”, “capitalismo caníbal” dan cuenta parcialmente de fenómenos que son consecuencia de la consecución de este objetivo macro que, repetimos, es el de apalancar al capitalismo como sistema económico, con un tipo de formación social que le disminuya al capital gastos de mantenimiento, aumente la isomorfía entre necesidades del capital y deseos de los seres humanos, y reoriente las coordenadas de lo posible/imposible; justo/injusto a variables acordes a un modelo de plutocracia y necesidad de ampliar mercados para no disminuir la capacidad del capital de realizar el ciclo del plusvalor.

 

Este proyecto es integral, es decir consistente, sistémico, articulado, coherente. Para lograrlo, el neoliberalismo ha intercalado acciones de desgaste, destrucción, deslegitimación, desarme del constructo previo, con otras acciones de puesta en marcha experimental de nuevos fenómenos que pueden, o no, parcial o totalmente, competir o complementar los anteriores. La mecánica de “lo viejo y lo nuevo” funciona a base de sincretismo, como capas geológicas que se suman, aplastan y se porosean, y no como un juego de yenga. Los últimos cincuenta años hemos sido, y estamos siendo, muchos más ratones de laboratorio de lo que nos imaginamos, y el mundo un laboratorio a cielo abierto en el que los joysticks del poder están realizando ensayos para modelar y cristalizar el nuevo mundo que imaginan.

 

Haciendo zoom en cuanto al punto de llegada, ese objetivo general, en nuestro tiempo, equivale a lograr las siguientes metas, enumeradas a continuación sin ordenamiento jerárquico, y que hay que comprenderlas como partes de un todo articulado, ya en marcha y dinámico.

 

II.A Reformar el paradigma de inteligibilidad del mundo

 

II.B Refuncionalizar los dispositivos propios de la sociedad disciplinaria

 

II.C Adaptar al ser humano a necesidades del ciclo de plusvalor construyendo una “tercera naturaleza”

 

II.D Lograr que la forma mercancía sea la dominante en el conjunto de las acciones humanas y sociales, incorporando la mayor cantidad de dimensiones a este terreno

 

II.E Aumentar al máximo el desacople entre la realización del ciclo de plusvalor y garantizar la reproducción de la vida humana en sociedad

 

II. F Reorientar la función de los Estados Nación a estos nuevos objetivos, con la finalidad de cristalizar este proyecto civilizatorio como “nueva normalidad”

 

II.A. Reformar el paradigma de inteligibilidad del mundo

 

El constructo previo necesitó desacralizar el mundo por múltiples razones, una de las cuales fue ganar en legitimidad frente a reyes y autoridades feudales o basadas en el linaje. La “diosa razón” es un oxímoron que dio cuenta de esa búsqueda, y varios filósofos de la modernidad funcionaron como escribas de un intento por regir al mundo de acuerdo a universales categóricos que permitieran que entre los seres humanos, y en relación con la naturaleza, hubiera códigos unificados para un común relacionamiento.

 

La larga serie civilización-barbarie; occidente-oriente; luces y negritudes dan cuenta de lo específico de este plano del constructo modernidad, de las luchas, resistencias, despliegue de estrategias de hegemonía, crueldades y puntos nobles que tuvo su historia particular.

 

El neoliberalismo como proyecto necesita reformar esta serie. Y cambiar la “diosa razón” por “el axioma del capital”. Por este motivo, trabaja por un lado fomentando el desprestigio de los universales categóricos de la modernidad, diseminando una multiplicidad de teorías conspirativas, terraplanistas, bizarras varias con estatus de equivalentes que no pretenden construir un nuevo universal categórico, sino una cultura en la que las coordenadas estructurantes del sentido común no pasen por ideas fuerza vinculadas a la diosa razón.

 

Las nuevas coordenadas tienen como objetivo construir una subjetividad resiliente a los shoks o vaivenes bruscos (no sólo climáticos, sino sobre todo económicos), movilizada fundamentalmente por cuatro emociones diseminables (miedo, alegría, esperanza, odio), con apego y cero desconfianza a involucrar su vida con los interfaces que alimentan el sistema, que a su vez refuerzan el “giro emotivo” de la subjetividad. El objetivo es una subjetividad que tome sus principales decisiones en base a sensaciones y no a ideas. Estas pueden ser tanto heróicas, odiantes, deseantes o de temor. La conexión de esta búsqueda de construcción de subjetividad, con dispositivos propios de la europa medieval son evidentes; obviamente no las tecnologías aplicadas en cada caso.

 

Este planteo no significa que toda crítica a la modernidad occidental, o a los universales categóricos, o a formas en que “la civilización” actuó durante los últimos 300 años sean necesariamente, o únicamente funcionales en sí al neoliberalismo. Pero también lo son. No por voluntad de quien las realice, si no por coincidencia de táctica, en función de estrategias que pueden ser o no distintas, e incluso antagónicas. ¿Resulta posible dialogar con las mayorías en términos de la “diosa razón”?, ¿Es deseable reivindicar la “capa de racionalidad” que se sobreimprimió en las culturas humanas durante los últimos 300 años? ¿Qué de aquello es irrenunciable para un proyecto de mundo que sobreviva a los propios condicionantes en los que está metido? ¿Con qué elementos de lo viejo, lo moderno y lo nuevo es posible hoy construir las coordenadas para un mundo no neoliberal ni tampoco melancólico de un constructo moderno que ya no es?

 

II.B Refuncionalizar los dispositivos propios de la sociedad disciplinaria

 

El Siglo XVIII fue definitorio en cuanto a la hegemonía del capitalismo como sistema económico dominante, y de la burguesía como comandante de los rumbos del planeta tierra y de la humanidad. Asimismo, es en el transcurso del Siglo XIX que se vuelve dominante el formato de los estados-nación, y la instauración de la gobernanza burguesa sobre la vida de los pueblos, a partir de las instituciones propias de la sociedad disciplinaria, consolidándose como modelo de normalidad y civilización. Es decir, logrando la conformación de un mundo a su imagen y semejanza.

 

Obviamente no hay que pensar en franquicias uniformes repartidas por el globo, ni en sociedades sin conflictos. Pero efectivamente se consolidó como norma una división y una combinación de ciencias, artes, disciplinas, instituciones, trayectorias, autoridades, un verdadero sistema de sociabilidad en el que se garantizó de una manera histórica específica la reproducción ampliada de las condiciones de producción de las sociedades, y al mismo tiempo la seguridad jurídica, la tasa de plusvalor del capital y su capacidad de expansión geográfica.

 

Foucault, con sus defectos y sus virtudes, describió los mecanismos novedosos que surgieron en dicho proceso, sus orígenes, sus impactos, las relaciones entre las partes de dicho sistema. Visto desde hoy, las opresiones específicas y los índices de explotación a los que sometieron a los pueblos, deben ser obviamente criticados, pero también puestos en comparación con el modelo civilizatorio que propone el neoliberalismo. Nuevamente, no se trata ni de idealizar un momento histórico, ni de criticarlo con ingenuidad sobre las consecuencias de esa crítica en el marco histórico actual.

 

La consolidación de la familia burguesa como unidad de la sociedad (el capitalismo transformó al clan en familia, dice Deleuze), la escuela, la fábrica, el ejército, la cárcel, el loquero, la geografía de los estados nación y de las ciudades a su interior con una lógica del centro y la periferia marcadas, la moral laica o religiosa, los estereotipos machacados en la esfera pública de la moral blanda por medio de la cultura de masas.

 

Dispositivos para conducir al conjunto de las sociedades. En el panóptico no se descarta a nadie. Panóptico y descarte pueden convivir, pero son tácticas de paradigmas diferentes. Por otro lado, las sociedades disciplinarias implicaron e implican una fuerte inversión o gasto en la mano de obra. Fueron efectivamente útiles al capital mientras era un bien escaso, los procesos de producción necesitaban de grandes contingentes calificados desde el punto de vista técnico y dóciles desde el punto de vista de aceptar las reglas del constructo moderno. La necesidad de reproducción de una mano de obra masiva de estas características, no es un fenómeno que dure hasta nuestros días.

 

Punto por punto hay ensayos para reemplazar los dispositivos de la sociedad disciplinaria. Las tecnologías digitales, la interfaz hombre- máquina, la deslegitimación de los universales categóricos y la diseminación de teorías conspirativas, la creciente “población sobrante” en términos de mano de obra necesaria, el aumento de los umbrales de individuación, la mercantilización de crecientes zonas y aspectos de la vida privada y social, ganan terreno. Al mismo tiempo, no es un problema grave para quienes impulsan procesos neoliberales convivir con la decadencia, la pérdida de impacto y/o legitimidad del sistema disciplinador. Deleuze ha escrito con algunas metáforas interesantes sobre “sociedades de control” como sucesoras de las disciplinarias, vale la pena rescatarlo como descripción actual.

 

II.C Adaptar al ser humano a necesidades del ciclo de plusvalor construyendo una “tercera naturaleza”

 

Propongo el concepto de tercera naturaleza, reivindicando el ejercicio teórico de Gyorgy Lukacs y quienes, como parte de la escuela de Frankfurt, acuñaron el de segunda naturaleza, entendida como construcción social que de tan hegemónica o cristalizada, pasa a funcionar en los hechos y en la práctica como rasgo inmanente, innato, inseparable del en-sí.

 

Parto de la premisa que seres humanos somos seres sociales, es decir que las sociedades producen subjetividades en un fenómeno histórico complejo, que podría describirse como un plano de sumatoria de vidrios astillados, siendo cada persona un recorte único del continente de unidades de superficie y profundas que lo constituyen.

 

En el constructo previo los sustratos de conformación de subjetividades (las capas de vidrio astillado de las que cada quien es una ecuación particular) tenían que ver con sociedades disciplinarias, intentos de racionalización del mundo, coordenadas de una civilización dominante que incluía una teoría económica coherente con un proyecto integral (sea socialista o capitalista), técnicas de comunicación donde lo oral y lo escrito eran principales canales, conformando cada una tecnologías privilegiadas de la cosa pública y lo privado.

 

El neoliberalismo busca debilitar estos clivajes, y al mismo tiempo reemplazar los necesarios mecanismos gregarios por otros, que nos tienen como sujetos debutantes de experimentos sicosociales de alto impacto y en tiempo real en cuanto al análisis de sus efectos sobre la estructura mental humana.

 

Si la modernidad fue el origen del pliegue del clan a la familia, el neoliberalismo intenta erigir al individuo como célula de la sociedad. Es decir, el proyecto neoliberal intenta aumentar el umbral de individuación al uno. Viene probando, como táctica para lograrlo, aumentar la incidencia de las redes sociales y las mascotas como interfaz primera y dominante de relación social (para capturar la pulsión gregaria).


Al mismo tiempo, la desracionalización del mundo impacta en el plano intra subjetivo en cuanto a la introyección de una cosmovisión que espera y proyecta y desea y teme al shok, y no se regula de acuerdo a una mecánica de procesos lineales, acumulativos, con vinculaciones lógicas. En este comportamiento hay una combinación de rasgos pre modernos con rasgos contemporáneos definidos en cuanto a dar el golpe y “ser elegido”, tanto por razones positivas como negativas, tanto en lo económico como en lo deportivo, lo cultural/entretenimiento o lo político.

 

El aumento del umbral de individuación, la lógica del shok y la introyección del objetivo de “romperla y aparecer” como sueño individual, son características que efectivamente apalancan y permiten un mayor sostén humano a la lógica del capital. Este pasó de tener que garantizar dispositivos para conseguir necesaria mano de obra técnicamente capacitada y dócil desde el punto de vista social-político-cultural; a lograr que una parte importante de la sociedad invierta su tiempo gratis en producir inventos que pueden ampliar mercados, no reclamar por derechos ni por mejoras porque efectivamente no cree en ese paradigma como manera de entender la realidad, y está dispuesta a ser parte de procesos que se convocan a partir del odio y /o la esperanza cuando se las convoque desde la pirámide del poder.

 

II.D Lograr que la forma mercancía sea la dominante en el conjunto de las acciones humanas y sociales, incorporando la mayor cantidad de dimensiones a este terreno


Alguna vez las sociedades modernas tuvieron una zona en la que la lógica dominante era la de la mercancía, otra zona en la que la lógica dominante era la del cumplimiento de derechos e introyección de obligaciones, y otra para el flujo y/o la expresión “libre” de tradiciones, ritos, aconteceres familiares/ tribales/ “privados”. Como todo en la vida social, estas zonas nunca fueron cajones “puros” o “plenos” pero es lograble sin demasiado detenimiento establecer ámbitos en los que, de manera dominante, primaba una lógica y no otra, etc.

 

Imaginar que en la actualidad, no sólo la salud, la educación, sino también cosas como una oreja, una barba, o la piel que recubre un tobillo, están incorporadas a la lógica de la mercancía (desde el punto de vista de lo que se puede comprar o vender para ingresarlas a esa dimensión, pero también por la información- mercancía que implica la difusión de dicho mercado a partir de los circuitos que se construyen al respecto) indican que estamos frente a un cambio cualitativo en torno a la proporción de los subconjuntos que componen las lógicas en las que se insertan o inscriben o que modelan la amplísima gama de fenómenos que suceden en las sociedades humanas.

 

Efectivamente en este plano la relación entre “revolución francesa y capitalismo”, o entre “revolución industrial e iluminismo” ha mutado de una manera determinante. Para una porción muy significativa de seres humanos, la dimensión del conjunto de cosas que se mide bajo la lógica de la mercancía es abrumadoramente extensa, la dimensión del conjunto de cosas que se mide bajo la lógica de derechos y obligaciones es muy chica o inexistente, y la que se mide de acuerdo a tradiciones, recorta sobre el total en cada caso.

 

Hace ya varios años que la autora Naomí Klein escribió el libro No Logo, en el que describe de manera acertada el pasaje de subconjuntos, siendo el objetivo el crecimiento del codificado en torno a la mercancía. La “estilización”, la “personificación”, no es principalmente un acto de autonomía empoderante que desaliena al sujeto de los dispositivos del poder, es ante todo la incorporación de dimensiones del cuerpo y de la vida social a la lógica de la mercancía.

 

II.E Aumentar al máximo el desacople entre la realización del ciclo de plusvalor y garantizar la reproducción de la vida en sociedad

 

Me interesa este punto desde un enfoque muy material. Hay una coherencia entre centros comerciales, barrios cerrados, internet, inteligencia artificial, financierización de la economía, venta de veneno legal o ilegal al por mayor, y cinismo político. Lo que une a estos fenómenos transversales podría sintetizarse en un polígono de tres puntas. De un lado “el paradigma del descarte”, es decir el renunciamiento de los dueños del mundo a hacerse cargo del bien común, y aceptar brutalmente que hay gente que sobra y que el mundo va a ser una mierda. ¿Cómo interpretar el fenómeno urbano de los barrios cerrados sino como manifestación de ello? En el constructo moderno los ricos vivían en los cuadrantes principales de los centros urbanos, en zonas que incluso se visitaban para generar legitimidad y deseo. En su retirada a espacios lejanos, rodeados de alambrados perimetrales electrificados, hay una honestidad brutal de los dueños del capital en cuanto a la renuncia a hacerse cargo del conjunto, y en la construcción de la clase en sí y para sí.


En segundo lugar, la estrategia para garantizar el ciclo del plusvalor sin la necesidad de que ese ciclo tenga que ver con realizar actividades que tengan impacto en el mundo real. ¿Cuál es el motivo por el cual enormes cantidades de capital se destinan a reemplazar trabajo humano por computadoras? Del mismo modo, ¿qué fenómeno motiva la creatividad border y el empecinamiento de los derivados de los derivados en cuanto a ampliar los mercados financieros?

 

Por último, la gobernanza del descarte como método y estrategia prolongada. Algo hay que hacer con la gente, y para algo tienen que servir, quienes vuelven a ser parte de una “plebe” que debe ser preparada para servir y no ser depositaria de derechos ni de legitimidad en cuanto a los destinos del mundo. La “gestión del descarte” entonces se profesionaliza, y articula la proliferación de venenos adictivos de acelerado efecto degenerado del cerebro, segmentos de la sociedad en la que los descartados pueden hacer carrera con éxito asegurado para un 1%, diseño de zonas para su contención a la baja, políticas blandas para que se entretengan, etc. 

 

Lo importante en este caso es comprender las tres puntas del polígono como un todo articulado, como piezas de un mismo movimiento. Neoliberalismo es una estrategia que genera al mismo tiempo la capacidad del capital de no depender del bienestar de la humanidad para realizar el ciclo del plusvalor, que cobija a quienes cuentan con capital necesario, o son relevantes para su circulación y dinamismo, y gestiona el descarte exprimiendo moneditas y modelando subjetividades de poxi ran, con el rabillo del ojo puesto en bajar la expectativa de vida para quienes no pueden hacer tratamientos vip, ni comer del alimento gold, y probar con cohetes a Marte antes de que revienten de calor los polos.

 

II. F Reorientar la función de los Estados Nación a estos nuevos objetivos, con la finalidad de cristalizar este proyecto civilizatorio como “nueva normalidad”

 

No estoy de acuerdo con la tesis de que el rol de los estados nación se está debilitando o desaparece en función de aumentar el poder de las corporaciones. Es parte del proyecto neoliberal una transformación civilizatoria, y para eso quienes conducen la estrategia neoliberal necesitan domesticar bajo un nuevo signo a miles de millones de personas. Eso se puede hacer, en la actualidad, bajo la tutela y bajo el orden jurídico de los estados nación modernos.

 

Este proceso de reformas estructurales necesita de fuerzas de seguridad, de autoridad política, de reglas claras a cumplirse, que sólo pueden desarrollarse si se mantiene el ordenamiento de división global de países actual, con gobiernos alineados de manera creciente con este credo, por las presiones de porciones crecientes de la población, ya acostumbrada a esta forma de vida, o bien por sectores de poder y temor a boicots de tasks forces. Esto no quiere decir que defender al Estado es defender al proyecto neoliberal.

 

Últimas consideraciones transitorias:

 

Soy consciente que este es un material incompleto, que viene a proponer un enfoque o una hipótesis de trabajo, que sin dudas debería implicar un trabajo mayor en cuanto a su desarrollo, capacidad descriptiva, solidez argumental, etc.

 

Sin embargo, entiendo importante proponer sin demoras un enfoque que intente no renunciar a una caracterización global e integral del fenómeno neoliberalismo, dejando sentada una hipótesis sobre lo que busca como proyecto civilizatorio.

 

El presente trabajo tampoco implica afirmar que este proyecto ya es hegemónico, o ya ha vencido. Sí plantea que está avanzando, independientemente de que en algunos países o zonas, por cuestiones de signo gubernamental, costumbres en común, series históricas largas o cortas, esté más extendido alguno de sus planos o concreción de objetivos.

 

Por último, tampoco estoy afirmando que la concreción de estos objetivos neoliberales implique la repetición exacta de fenómenos en latitudes distantes. La historia no es el yenga, y el constructo previo no era homogéneo. La manera en que impregna sobre lo anterior el neoliberalismo es una ecuación específica. Pero no quita por eso que sea a la vez un proyecto civilizatorio posible de ser analizado desde un enfoque sistémico y global.

 

En ese sentido, considero este material como un documento abierto al intercambio y a la polémica, que tiene como principal interés fomentar la creatividad y la capacidad de los seres humanos y de los pueblos, en la construcción de un proyecto civilizatorio mejor que el que propone el neoliberalismo, sin por ello quedar atrapados en la nostalgia del constructo moderno tal cual fue.

 

Cada época construye sus deseos en función de sus realidades. “La cabeza piensa donde los pies pisan”. Los horizontes emancipatorios se construyen como respuesta a los principales problemas de cada momento histórico. ¿tenemos que fortalecer a las democracias liberales del constructo moderno como respuesta al proyecto neoliberal? ¿Es posible que, sea adecuando, o radicalizando, o “mejorando” el constructo moderno como paradigma logremos dar mejores respuestas a las coordenadas de nuestro tiempo?

 

¿Es posible pensar en una dialéctica neoliberal? ¿Hay en el neoliberalismo como proyecto, el germen de otro que pueda ser mejor para la supervivencia del ser humano como especie y del planeta tierra como casa común? ¿Con cuáles del constructo previo habría que mezclarlo, y con cuáles de las actuales emergencias hijas también de esta época?

 

Es en función de este ejercicio, práctico y teórico y práctico, que este escrito fue producido, y espero aporte al pensamiento crítico y del campo intelectual.-

 

*Militante popular en el Frente Patria Grande (Argentina) y profesor de literatura. IFIS | Instituto de Formación e Investigación Social.

 

Publicar un comentario

0 Comentarios