El ‘Gordo’ Elías: el fin de un astrólogo, la eternidad de un teatrero, en este Ibagué de recuerdos robados


| Por: Luis Orlando Ávila Hernández* / Perrotrespatas |

 

Héctor Elías Soto Prada, junto a Carlos Enrique Bahamón Cortés, fueron la esencia y fuente plétora de vivencias, desavenencias y reencuentros de lo que después se conoció como la comuna y seudoguerrilla artística cultural iniciática del COFACC en los Barrios Unidos del Sur en los 80 (Hoy Casa Cultural del Sur), el tertuliadero EL PURGATORIO y la tienda cultural LA GUACHARACA, en los 90.

 

Como actor, director o escritor, sin duda, es simiente de lo que es el Teatro, en especial el universitario (si algo de eso aún existe en la economía naranja que la ultraderecha chantajea como arte y cultura), de la historia de este Arte, en las últimas cinco décadas.

 

Mucho de lo que aún queda de Ducuara, de su parque, de su aura en la Universidad del Tolima – la de Santa Helena – lo atraviesa la presencia de Elías, de Carlos, desde la antigua Extensión Cultural Universitaria y sus extramuros, hasta el tristemente enterrado de tercera Centro Cultural, y por supuesto de la desaparecida Sala de Teatro, en la parte posterior del viejo Coliseo, robada ésta, a punta de sociodramas y sketches panfleteros, a uno de los primeros intentos del fascismo que hoy gobierna la Universidad y la Región, por su empecinado instinto de embellecer físico-«culturalmente» a sus principales cuadros de efebos, mancebos y queridas, hoy vetustos/as papanatas con ínfulas de cultos.

 

Lector insaciable, poeta a ratos, titiritero por talento, salsero por convicción, o como creyente ciego de Castaneda (quizá el derribo literario sin piedad de su ídolo, por la crítica a 20 años de su muerte), le llevó a ser sindicalista docente.

 

Pero tal vez del ‘Gordo’ Elías, poco se sepa que fue en astrólogo contumaz, que pudo – como con todos los oficios de la credulidad (curas, pastores, docentes, futbolistas) -, haberse labrado su buena fortuna.

 

Para 1994, realizó el montaje y la adaptación a un monólogo teatral de la obra El Contrabajo de Patrick Süskind.

 

Partner como era, no sólo con quien esto escribe, sino de todos y todas sus conocidas, al intuir el colapso económico de El Purgatorio, uno más, decidió hacer una función extramuros universitario, en el pequeño bar y sótano de la carrera cuarta con calle octava, en La Pola.

 

Las ganancias por venta de entradas, pírricas.

 

Los grados de alcohol y otros éteres y aceites, suntuosos.

 

Esta diatriba que da el ser artista sin limosnear ni bajarse los pantalones ante él o la gobernante de turno en la Universidad o en la Ciudad, sumado a que quién le co-adaptara musicalmente su monólogo, no fuese a su ópera prima en el bar húmedo y subterráneo porque según se le excusó “no compartía que el arte o la obra de arte, se sucediera de la mano con el alcohol o la bohemia”.

 

Que se le va a hacer, de todo da esta tierra.

 

Tal vez por eso, y porque después del estreno de El Contrabajo, El Purgatorio cerró por – como cosa rara -, un evento - montaje violento llevado a cabo por gente del antiguo DAS de la ciudad.

 

Cerrado el bar, donde se iba de la mano del alcohol y la bohemia en el Arte y otras cosas, el ‘Gordo’ Elías desnudó sus habilidades como astrólogo, en especial la «leída» de las cartas astrales y las piedritas y palitos del Yin Yan.

 

En contraprestación, el antiguo bar, se volvió el consultorio en sótano, del hábil quiromántico.

 

Pesos llegaron, no a granel, pero llegaron.

 

Sin embargo, la empresa de la credulidad, no fue más, porqué el ‘Gordo’, a diferencia de curas, pastores, docentes o futbolistas, decidió, pese a la creciente clientela de sus creyentes, que lo de él no era el hacer creer, sino el descreer.

 

Fieles a su amistad, descreemos que haya muerto.

 

Tal vez estará en el proscenio cósmico, aguardando nuestra segura llegada, para reír con sus sonoras e infaltables carcajadas.

 

(Buen viaje, viejo amigo. Lucho).

 

Fotografía de portada: El ‘Gordo’ Elías, en 1997 en la Tienda Cultural LA GUACHARACA, junto al líder de la comunidad Krishna de Ibagué, en Tertulia sobre «El Concepto de Alma y Religión», a esta asistiría el único teólogo quién para entonces era sacerdote de la Iglesia del Barrio Ambalá, pero la curía uribista de entonces, como la de ahora, prohibió a última hora su asistencia.

 

*Homenaje del Magazine Colectivo Perrotrespatas in memoriam a Héctor Elías, diciembre 30 de 2024.




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