| Por: Gearóid Ó Loingsigh |
Donald Trump anunció que los EE.UU. tomaría control de Gaza y además expulsaría a la población palestina para convertirla, según él, una especie de Riviera Mediterránea invitando a lo que él llama personas del mundo a asentarse en su nueva especulación inmobiliaria.
Cuando habla de personas del mundo, está claro y, fue explícito, eso no incluye a ningún palestino. Las personas del mundo son de los EE.UU., Francia, Gran Bretaña y otras partes y todos, absolutamente todos son colonos sionistas, sin excepciones.
La reacción a su declaración criminal no es nada sorprendente. Si Europa y demás países toleraban cuando no apoyaban abiertamente el genocidio sionista, el desplazamiento forzado de dos millones de personas es para ellos un crimen menor quizás, aunque sigue siendo crimen de guerra y de lesa humanidad. Los gobiernos han reaccionado con declaraciones de que les preocupa la situación y afirmando de lo que se trata ahora es el cese al fuego y esa nebulosa y reaccionaria solución de dos estados, en vez de un solo estado palestino, secular para todos. Esto contrasta con el anuncio reciente por parte de la Unión Europea que ya tienen los fundamentos de un tribunal especial para juzgar a Putin por el crimen de agresión.[1]
Trump, sin embargo, anuncia que pretende cometer un crimen de guerra violando al artículo 49 de la Convención de Ginebra (IV) y no dicen mayor cosa, simplemente expresan su preocupación. El artículo no puede ser más claro.
Los traslados en masa o individuales, así como las deportaciones de personas protegidas del territorio ocupado al territorio de la Potencia ocupante o al de cualquier otro país, ocupado o no, están prohibidos, sea cual fuere el motivo…
La Potencia ocupante no podrá deportar o transferir partes de su propia población civil al territorio que ocupa.[2]
Así lo que propone Trump es un crimen de guerra, por dos razones. No sólo quiere expulsar en masa a la población palestina sino pretende transferir parte de su propia población civil a dicha zona. Es más, lo quiere hacer en beneficio propio. Aprovecharse económicamente de un crimen de guerra, como es el caso de pillaje o saqueo es un crimen de guerra según el artículo 33. Y el pillaje es prohibido en el derecho internacional y en el derecho de los EE.UU. desde 1863 cuando el Código Lieber estipuló la pena de muerte por el saqueo. Esa prohibición se incluyó luego en las Regulaciones de La Haya de 1907 y en las Convenciones de Ginebra, aunque este último no estipula explícitamente la pena de muerte por dicho crimen. El saqueo es el robo durante una guerra o después y ya hubo procesos penales de la Corte Penal Internacional por este delito.[3]
Trump es un criminal de guerra por muchos motivos, su delirio de construir una Riviera Mediterránea sobre los huesos de las víctimas de un genocidio y la limpieza étnica es sólo un ejemplo de su criminalidad. Desafortunadamente, nadie hará con él lo que los israelíes hicieron con Eichmann, es decir, secuestrarlo, juzgarlo y condenarlo. Como el dicho en la novela El Gaucho Martín Fierro “La justicia es como un cuchillo, no ofende a quien lo maneja.”
No le pasará nada a Trump y Netanyahu como muchos criminales de guerra y varios genocidas morirán en la cama. La Unión Europea expresará su preocupación mientras sus empresas también se enriquecen de la limpieza étnica de la misma manera que se lucran del genocidio. Mientras tanto Putin va a juicio.
[1] The Guardian (04/02/2025) Foundations laid for tribunal to try Putin for Ukraine invasion. Jennifer Rankin. https://www.theguardian.com/
[2] Las Convenciones de Ginebra se pueden consultar en https://ihl-databases.icrc.
[3] Los casos del CPI se pueden consultar en https://www.icc-cpi.int
0 Comentarios