| Por: Gearóid Ó Loingsigh |
Trump comenzó su segunda presidencia con declaraciones fuertes respecto a América Latina. Según el susodicho, los EE.UU. no necesitan a Latinoamérica, sino América Latina necesita a los EE.UU. “Nos necesitan mucho más de lo que nosotros los necesitamos. No los necesitamos; nos necesitan. Todos nos necesitan”, y luego declaró sin embargo, que la relación con los países latinos “debería ser genial.”[1]
Empero, la relación arrancó coja, por sus declaraciones sobre Panamá y su intención de tomar el canal. El tema migratorio provocó la primera crisis entre Trump y Colombia, por el uso de aviones militares para deportar a colombianos y las condiciones indignas en que viajaban. Petro negó permiso al avión militar de aterrizar en Colombia, provocando la ira de Trump quien respondió imponiendo aranceles y cancelando visas para funcionarios colombianos, casi comenzando su guerra económica con Colombia, antes siquiera de Canadá, México y China.
Petro respondió imponiendo aranceles propios en una misiva romántica citando a escritores norteamericanos que Trump, seguramente desconoce, como Miller y Walt Whitman. Trump quizás piense que Whitman es un pseudónimo de Disney. La respuesta de Petro era poética y delirante a la vez, comparándose con Salvador Allende y afirmando su disposición de morir por la causa. Algunos preguntaron por el estado de sobriedad de Petro en el momento de escribirlo y sí parece que estaba bajo la influencia de alguna sustancia. Es de esperar que no fuera algo prohibido en los EE.UU. pues no falta que lo pidan en extradición.
Petro en su misiva declaró con una vehemencia como si fuera el Che tomando Santa Clara que “yo muero en mi ley, resistí la tortura y lo resisto a usted”. Y concursando para un premio de literatura afirmó que “Me matarás, pero sobreviviré en mi pueblo que es antes del tuyo, en las Américas. Somos pueblos de los vientos, las montañas, del mar Caribe y de la libertad”. Petro se doblegó en menos de 24 horas porque a pesar de su insistencia que Colombia no es una colonia, sí lo es y no es nuevo. Colombia es una colonia tanto de los EE.UU. como de la Unión Europea y su economía depende de las exportaciones de materia prima para las industrias de ambos poderes imperialistas. Se rindió por razones de la realidad política y también porque se le pasó la borrachera y el guayabo.
El dominio de los EE.UU. se ve en simples cifras económicas. Los EE.UU. tienen un balance comercial favorable con Colombia, exportó US $1.031,6 millones más que importó del país en 2024. Aunque antes del TLC casi siempre tenía una balance negativo, importando muchos productos primarios y exportando pocos productos acabados.[2] El acuerdo de libre comercio permitió a los EE.UU. aumentar significativamente la exportación de sus excedentes agrícolas en lo que sólo se puede calificar como dumping, frase inglesa definida como práctica comercial de vender a precios inferiores al costo, para adueñarse del mercado, con grave perjuicio de este.[3]
Las exportaciones agrícolas de Colombia son importantes y valga resaltar que Petro una y otra vez ha declarado que quiere intensificar, más todavía, la agroindustrialización del campo y que el país produzca cada vez más agroexportables. Colombia exportó a los EE.UU. US $ 4.015.437.000 en 2023, y a los siguientes 19 países exportó US $4.300.383.000. Está claro que los EE.UU. es el principal destino de sus exportaciones agrícolas. Sin acceso a ese mercado el campo colombiano se colapsa. El principal producto en cuanto al valor es el café verde, cuyas exportaciones sumaron US $ 2.823.505.000, es decir, 70% del valor total de las exportaciones agrícolas dependen de un solo cultivo y representan 46% del total de importaciones de café de los EE.UU.[4]
No importa el producto, los EE.UU. es uno de los principales mercados para las exportaciones colombianas. Por ejemplo, en el caso de flores, en 2022, Colombia exportó US $2.050 millones, y de esa cifra US $1.636 millones eran para los EE.UU., el mercado de mayor crecimiento para las flores colombianas[5]. Y Trump pretendía imponer un arancel de 25% a las flores. El valor de sus exportaciones es la mitad del valor de las exportaciones de Holanda, principal exportador mundial de flores (No.1) y el doble del valor del vecino país, Ecuador (No.3). Cada vez más Colombia se especializa en productos agroexportables. Petro no tiene la culpa, ese proceso comenzó hace mucho tiempo, pero sí tiene la culpa por promover una y otra vez dicha política. En repetidas ocasiones Petro ha declarado que hay que agroindustrializar el campo colombiano, cuando 68% de las tierras sembradas se dedican a apenas seis cultivos, casi todos agroexportables: café (15,6%), arroz (12.4%) palma (12.3%) maíz (10,1%), caña (9,7%) y plátano (8,8%)[6]. Algunos de esos cultivos se pueden consumir internamente, como el maíz y el arroz, pero es un nivel de especialización sin precedente e incluso en el caso del maíz existen problemas para la autosuficiencia del país, debido en gran medida a los TLC.
Mientras el país profundiza su papel de suministrador de materia prima agrícola, cada vez más, importa los granos básicos que antes producía. Según Fenalce:
En la actualidad se están importando más de 14 millones de toneladas de grano entre maíz, soya, torta de soya, cebada, trigo y fríjol…
De acuerdo con cifras de la Unidad de Planificación Rural Agropecuaria -UPRA, Colombia tiene 16.046.413 hectáreas potenciales para sembrar maíz, y en 2024 sólo se sembraron 354.931 hectáreas…
En 2024 la producción nacional de maíz amarillo fue de 1.104.517 toneladas, mientras que se importaron 5.920.792 toneladas de este maíz que representa el 84,2% del consumo total; por su parte la producción nacional de maíz blanco fue de 454.677 toneladas, y se importaron 322.103 toneladas, el 41,6% del consumo total.
Con estas cifras vemos que Colombia consume maíz a un ritmo mayor al que lo produce, dependiendo cada vez más del maíz traído desde Estados Unidos, principalmente, importando de este país el 99% del total de maíz amarillo importado y el 100% del total de maíz blanco importado, en 2024.[7]
Petro se doblegó porque se le pasó la borrachera y también porque alguien más, quizás su protegida Sarabia, le explicó la realidad económica del país y como no ha hecho nada siquiera para contrarrestar sino su política agraria profundiza la dependencia agrícola. Además, a pesar de su destreza con la pluma, la fuerza de la razón siempre requiere algo de la razón de la fuerza y Petro no sólo no lo tiene, no lo quiere. El gobierno de Petro no es de izquierdas, algo que él mismo reconoció, descalificó a los jóvenes del Paro Nacional como vándalos y siguen en la cárcel. Sus relinchos de guerra económica y disposición de morir en su ley no son serias. El que salga dispuesto a morir en su ley contra los EE.UU. terminará muerto o en una cárcel por orden de Petro. Como Carlos Serna en Canarias Semanal lo describe:
La historia reciente de Colombia, con sus sombras más que luces, enseña que la verdadera autonomía no se logra con pura retórica "antiimperialista",
Petro no piensa organizar a nadie y menos dar poder al pueblo. Su gobierno es la antítesis del poder del pueblo. Sin embargo, hay una realidad, como dice Carlos Serna que hace falta esa organización y poder del pueblo y hace falta desde Tierra del Fuego hasta el Río Grande, pues uno por uno, Trump gana, juntos se puede vencer.
[1] Infobae (21/01/2025) Donald Trump: “Estados Unidos no necesita a Latinoamérica, ellos nos necesitan”. https://www.infobae.com/
[3] Para una detallada explicación de como la OMC ve el dumping https://www.wto.org/spanish/
[4] Cifras tomadas de FAOSTAT
[5] Floral Daily (11/10/2023) Colombian flower industry in numbers. https://www.floraldaily.com/
[7] Fenalce (15/01/2024) En Colombia faltan garantías para sembrar máiz: Fenalce. https://fenalce.co/wp-content/
[8] Canarias Semanal (28/01/2025) Petro se pliega ante Trump: La fragilidad de una “soberanía” sin respaldo popular. Carlos Serna. https://canarias-semanal.org/
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