Hasta siempre, Efraín Herrera



 A la muerte de mi profesor Efraín Herrera: aguzarnos a reconocer los ojos del odio a tiempo, antes que sea demasiado tarde

| Por: Luis Orlando Ávila Hernández* / Perro Tres Patas |

 

Mi profesor de sociología rural, en los años 80 en la facultad de agronomía en la UT, decidió morirse en la víspera de los 49 años de aquel 24 de marzo de 1976, cuando supimos, de niños, imberbes, qué era una dictadura y qué un dictador en país ajeno.

 

Y lo supimos, porque fuimos privilegiados, a pesar de la pobreza reinante y de la oligarquía gobernante, que ya daba sus primeros pasos hacia la narco-oligarquía que hoy igual, a la fuerza y a la mentira, no quiere dejar de gobernar: los supimos gracias al cine, la música, la radio, la televisión y los medios impresos nacionales, que entonces, en su mayoría eran propiedad del Estado, muy pocos privados, y por tanto quienes hablaban, escribían, filmaban, componían, cantaban, libreteaban o actuaban, como mínimo eran intelectuales, y como regla eran militantes y revolucionarios, y en su manera de compartimentar, evadían astutamente al DAS, al F2 y a la Brigada Charry Solano, simiente colombiana del terrorismo de Estado, y no al contrario, de la cual se inspiró y se realizó la dictadura de Rafael Videla el 24 de marzo de 1976 y por siete terroristas años más en la República Argentina.

 

Mi profesor de sociología rural, José Efraín Herrera Espinosa, era además de lo anterior, intelectual y militante, un brillante conversador, que es a lo sumo la principal (la única) virtud que hace a una, une o un excelente docente, maestro o profesor.

 

Entonces el debate en la UT, se basaba en las distintas facciones de la izquierda, izquierdas quienes eran las que marcaban con profundidad la agenda intelectual, académica y social, al interior y al exterior de la sede Santa Helena, junto a la de la Granja de Armero y la de Buenaventura (Valle).

 

Era otra universidad.

 

Y en la facultad de agronomía, se combinaba perfectamente el conocimiento científico como el militante.

 

Por eso quienes entonces, asistíamos a la clases de sociología rural del profesor Efraín, a pesar de la alta hora nocturna de su cátedra, que dispuso el consejo académico de entonces, en su mayoría facho, lo hacíamos con la intención no de la nota, que el profesor Efraín fiel a su formación marxista, nunca usó como lapo o cepo, lo hacíamos para entrar en la conversación, en su conversación, donde se nos aguzó, dialéctica y hermenéuticamente, a reconocer a tiempo los ojos del odio del poder, del poder facho y reaccionario.

 

Lo hacía a propósito, sabiendo que quienes estábamos en ese sexto semestre de agronomía, en su mayoría iban a ser asistentes técnicos, es decir, que lo comunitario, lo rural, era lo nuestro.

 

Efraín Herrera era un aguzador, un intelectual, un militante.

 

Murió en ello y por eso, hoy a un día de fallecer, nos vuelve a aguzar a no olvidar, con su grato y militante recuerdo como maestro de sociología rural, que hubo un tipo como Videla, terrorista y dictador, que fue alimentado en su odio desde la Medellín de los 70 y 80, por la circunstancia de modo, tiempo y lugar, por otros tipos como un lugarteniente político del terrorista y asesino Pablo Escobar: el otro terrorista y presunto asesino Álvaro Uribe Vélez.

 

Profesor Efraín, que, en paz, aguce. ¡Que así sea!                 

 

Fotografía: José Efraín Herrera Espinosa (qepd). Imagen suministrada por su amigo Julio César Carrión Castro.

 

(*) Editorial del Director del Magazine Colectivo Perrotrespatas





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