| Por: Gearóid Ó Loingsigh |
Se avecina el fin de la guerra en Ucrania y como en toda guerra, la cuestión principal siempre es como se reparte el botín y quien paga por la guerra. La reciente riña en la Casa Blanca entre Zelensky, Trump y Vance, una vez más puso el fin de la guerra y repartición del botín en la agenda pública.
Muchos liberales están horrorizados de que Trump pudiera hablar así a un presidente extranjero. Lo extraño no es que lo hiciera, sino que se hizo a plena luz del día. Los presidentes de países bajo el yugo de los yanquis saben cuál es su lugar y cómo portarse en público y a cambio los yanquis también suelen portarse con cierto decoro en público, aunque no siempre. Delante de todo el mundo Trump recordó a Zelensky quien tiene las cartas, quien tiene el poder y quien realmente decide el futuro de Ucrania y a qué precio: los recursos minerales entre otras cosas.
La relación de poder y dependencia entre Ucrania y los EE.UU. no es nueva y también incluye a otros actores, como la Unión Europea, el Banco Mundial y por supuesto la pandilla de sicarios económicos, como se describen así mismos, conocidos como el Fondo Monetario Internacional.[1] Luego del golpe de Maidán en 2014, Ucrania recibió un préstamo por US $17.000 millones del FMI y un paquete de “ayuda” por US $3.500 millones del BM a cambio de un programa de gobierno que recortó pensiones, salarios, reformas en el suministro de agua y energía, la privatización de los bancos y cambios en el régimen de IVA. La UE por su parte exigió cambios para privatizar la economía del país, como parte de un Acuerdo de Asociación,[2] tal como se estipula en el documento ZLCAP (zona de libre comercio de alcance amplio y profundo, UE-Ucrania).[3] Ahora Ucrania es el segundo país en el mundo más endeudado con el FMI, justo detrás de Argentina, con una deuda total de US $ 11.105.975.842.[4] En febrero de 2025 reembolsó poco más de US $161 millones. Los soldados esquivan a los francotiradores rusos, pero nadie se salva de los sicarios del FMI. Según el BM, en 2023, Ucrania tenía una deuda total de US $176.645 millones, representando 279% del valor total de sus exportaciones,[5] algo que se debe tener en cuenta frente a cualquier acuerdo sobre acceso extranjero a sus recursos minerales.
Entre los cambios exigidos por la UE y demás instituciones están las reformas del sector agrícola, respecto a la venta de tierras. La meta de la UE y los EE.UU. es un mercado de tierras. El gobierno de Zelensky acordó como condición de unos préstamos por US $700 millones del Banco Internacional de Reconstrucción y Fomento (una de las instituciones de préstamo del Banco Mundial) implementar estas reformas a pesar de la oposición del público.[6]
Las tierras de Ucrania están, cada vez más, concentradas en pocas manos. Unas 4,3 millones de hectáreas están en manos de una decena de empresas, la más grande de ellas es Kernel, propiedad del oligarca ucranio Andriy Verevskyi y tiene 582.062 hectáreas.[7] De las 10 empresas agrícolas más grandes del país, sólo una está registrada en Ucrania, y todos tienen deudas grandes con entidades financieras del occidente. Entre 2004 y 2023, el brazo privado del Banco Mundial, el IFC (Corporación Financiera Internacional) prestó más de US $1.000 millones a la agroindustria en Ucrania.[8]
No hay nada raro en esto. Es lo más común en el capitalismo moderno. Una sola empresa agrícola, Cargill tiene 160.000 empleados a nivel global y opera en 70 países. No importa el producto agrícola, el mercado está dominado por un puñado de empresas, norteamericanas y europeas, y las empresas suelen dominar en más de un mercado y con varios productos. Los mismos nombres surgen, una y otra vez: Cargill, Nestlé, ADM etc. Qué estas empresas pretendan dominar en el dispensario de Europa, es normal, nada sorprendente.
Algo parecido pasa con los minerales. Las grandes empresas mineras del mundo son del llamado Norte Global. No importa el metal, ni el país donde se encuentran los yacimientos, bien sea el oro, cobre, carbón, coltán etc. Las empresas casi siempre son extranjeras. Lo más sorprendente es que algunos pensaban que esta guerra era para liberar a Ucrania y no someterla. Algunos pensaban que el occidente promovió el golpe Maidan por el bien de Ucrania y no por el capital internacional.
Entre los inversionistas en las tierras agrícolas de Ucrania se encuentran empresas como Goldman Sachs, Norges Bank Investment Management (que maneja los fondos de pensiones de Noruega), BNP, el Vanguard Group el más grande proveedor de fondos de inversión en el mundo.[9] Así no es nada sorprendente que Zelensky agradeciera a esas empresas y otras parecidas.
Ya hemos logrado atraer la atención y cooperar con gigantes del mundo financiero y de inversión internacional como BlackRock, J.P. Morgan y Goldman Sachs. Marcas como Starlink o Westinghouse ya se han convertido en parte de nuestro camino ucraniano. Cualquiera puede convertirse en un gran negocio trabajando con Ucrania…
Ya está claro que las empresas estadounidenses pueden convertirse en la locomotora que impulsará una vez más el crecimiento económico mundial.[10]
No puede ser más claro y JD Vance lo enfatizó y dijo que la mejor forma de garantizar la seguridad de Ucrania es dando un interés económico a los EE.UU. en el futuro de Ucrania. La guerra termina con el reparto de las riquezas de Ucrania no como una perversión de sus fines, sino como un elemento integral de la guerra. Luego de Iraq y tantas invasiones y golpes de estado a lo largo del siglo XX y siglo XXI, lo que no se explica es como alguien pensaba que no sería así. Algunos abiertamente soñaban con el desmembramiento de Rusia y el reparto de sus recursos y ahora se conforman con un premio menor. La guerra termina porque Ucrania y la OTAN no pueden ganar, y ahora toca ver quién se queda con la mayor parte de la torta, ¿los EE.UU. o la UE? Por supuesto Ucrania no cuenta a la hora de repartir el botín.
Existe un viejo refrán en la izquierda que todas las guerras tienen motivos económicos. Sigue siendo cierto.
[1] John Perkins en su libro Confesiones de un gángster económico, explica que él no sólo era un sicario económico sino internamente se hablaban de ellos mismos como tal. En el título original en inglés se usa la frase sicario en vez de gángster. Perkins, J. (2005) Confesiones de un gángster económico. Barcelona. Ediciones Urano.
[2] Mousseau, F. & Devillers, E. (2023) War and Theft. The Takeover of Ukraine’s Agricultural Land. Oakland Institute. USA. P.14 https://www.oaklandinstitute.
[3] Véase https://trade.ec.europa.eu/
[5] WB (2024) International Debt Report 2024. P.193 https://openknowledge.
[6] Mousseau, F. & Devillers, E. (2023) Op. Cit. p.15
[7] Ibíd., p.8
[8] Ibíd., p.15
[9] Ibíd., p. 9
[10] Ukrinform (24/01/2024) Zelensky pide a las empresas estadounidenses que cooperen con Ucrania. https://www.ukrinform.es/
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